viernes, 5 de septiembre de 2008

A VECES UNO PREFIERE CARIÑO A TÉCNICA

A veces uno prefiere cariño a técnica. La gente suele decir que cuando una historia de amor se estabiliza, cuando la pareja ya convive durante años y se considera uno propiedad del otro, el amor pasión viene a sustituirlo otro amor mas familiar, y a la llama primera le sucede una especie de brasero, que sigue dando calor pero que ya no asusta, porque tiene su espacio asignado bajo la mesa camilla y sus brasas prudentemente cubiertas por una tapadera. Pero un brasero no se alimenta de fuego, sino de rescoldos. Y un amor cimentado por el tiempo, un amor cálido y estable, se mantiene a partir de los rescoldos de una antigua pasión, la que inició la historia y luego se perdió por el camino, para que viniera a sucederla otro tipo de amor, el basado en el cariño y en la satisfacción mutua de expectativas. (…) Algo así como saber que se dispone de una nevera llena, a la que siempre se podría recurrir cuando haya hambre, pero que ofrece siempre los mismo alimentos: allí arriba yogures y leche, lechugas, tomates y cebollas, huevos, mayonesa, salsa tártara, zumo de naranja… En fin, todo un repertorio variado que supliría de sobra las necesidades diarias. Pero, ojo, nada de champán ni de caviar: ese tipo de lujos deberían buscarse en la calle. Y habría que preguntarle a mucha gente qué preferirían si les dieran a elegir: ¿asegurarse la satisfacción de las necesidades diarias o salir en busca de lo exquisito, incluso si sabe uno que se arriesga a pasar hambre?
Lucía Etxebarria ( De todo lo visible y lo invisible)
Esa última pregunta es la que yo me hago cada día de un tiempo a esta parte...

martes, 2 de septiembre de 2008

¿QUIÉN DICE QUE EL AÑO EMPIEZA EN ENERO?



Sin duda, el año comienza en Septiembre. Infinidad de nuevos propósitos y cambios lo avalan. Y si no, ¿Quién no se ha propuesto cambiar un hábito al comienzo de Septiembre?
Los niños preparan sus libros y su ropa para el nuevo curso, las cadenas de televisión y de radio cambian su imagen y sus formatos, los centros comerciales vuelven a llenarse de gente buscando ropa y cosas para la nueva temporada, el tráfico, los trenes, el metro, rebosan personas a primera hora de la mañana compartiendo el inicio de la rutina, los estudiantes se preparan los temidos exámenes, que esta vez sí que dejo de fumar, que esta vez sí que me pongo a dieta, que sí que me apunto al gimnasio, que cambio mi imagen, que prometo esto, que prometo lo otro… En fin, que me podría pasar horas hablando de los cambios y, sobre todo, de los propósitos que nos hacemos todos en Septiembre, porque la mayoría se quedan eso, en propósitos.
En mi caso, este es un septiembre excepcional, pues supone la línea que separará mi vida pasada de la futura. Y no es un decir. Estoy en uno de esos momentos cruciales en los que las decisiones que tomes, no tan banales como las mencionadas, te acompañarán el resto de tu vida. Y en cierto modo es un alivio, alivio acompañado de irritante incertidumbre por no saber dónde estaré en apenas un mes, por no saber qué va ser de mi vida y por no saber las opciones que se me pueden presentar. Siempre he sido una persona muy indecisa, así que este mes será bastante estresante en ese sentido.
No aburro más y animo a todo aquel que quiera mis insignificantes ánimos, a llevar a cado, de verdad, sus propósitos y a perseguir la vida soñada.

jueves, 28 de agosto de 2008

¿Vacaciones o tortura? (3ªparte)

ESPÉCIMEN Nº3: llamémosle el… no tengo nombre para este espécimen. He tratado de buscar uno adecuado, pero es tan singular que me ha sido imposible. Quizá podría llamarse el “rarito” o incluso el “esquizofrénico”, aunque éste último puede resultar ofensivo para aquellos que soportan esta seria enfermedad, de modo que prefiero no ponerle nombre. Si a alguien se le ocurre, no dude en proponerlo.
El espécimen Nº3 se caracteriza por el sin fin de caras que puede mostrar.
Una mente privilegiada, de esas a las que se le acaba odiando por saberlo todo sobre historia, literatura, matemáticas, cine, música… en fin, de las que te quitan las ganas de jugar al trivial. Personaje de matrículas de honor desde su más tierna infancia, colmada de elogios y conocido en todo un entorno cultural y más allá. Personaje con el que da miedo hacer un comentario o hablar de algo concreto porque antes de que hayas terminado la frase ya te está corrigiendo incluso en la pronunciación. En fin, podría decir tantas cosas de este espécimen en ese sentido, que no terminaría nunca. Y hasta aquí, todo normal, porque en la vida hay muchos personajes así. Sin embargo, el caso de este espécimen es algo particular. Muy inteligente para algunas cosas y tan, tan, tan, tan, pero que tan tonto para otras…
¿Quién no sabe pelar una patata? ¿Quién no sabe limpiar una lechuga? ¿Quién no sabe fregar un vaso? Pues he aquí el espécimen Nº3. La cosa más inútil que jamás he visto y que jamás veré. En mi opinión, a los 25 años creo que es más importante saber hacer ciertas cosas de la vida cotidiana que conocer desde el principio hasta el final la historia de los reyes Godos. Nunca vi cosa igual, y en principio pensé que lo hacía para librarse se las tareas, pero una semana de convivencia me demostró que realmente no sabía hacer nada. Y ya, para colmo, cuando quería hacer algo, era imposible que lo hiciese por sí mismo, siempre necesitaba a alguien con quien “hacerlo” y alguien para pedirle permiso para hacerlo.
Creo que este personaje tiene una falta de confianza en sí mismo brutal, de los que dan pena, sin embargo, a mi no me da pena, pues tiene otra cara más. Tras una cara de sabelotodo y de inútil se esconde la trepa. Es la típica persona que es capaz de pisotearte la cabeza para conseguir lo que quiere, por lo general, quedar por encima de ti frente a los demás, como consecuencia de su pronunciado complejo de “ignorante de la vida”. Esta es la cara que más he sufrido yo. Espécimen Nº3, antes de reírte de los defectos de los demás, intenta arreglar los tuyos que son muchos, y consigue las cosas por ti mismo, no pisoteando a los demás. Para mí has dejado de existir.




Y aquí termino con la descripción de los diferentes especímenes con los que conviví durante una semana infernal. Ahora casi prefiero olvidarlo y recordarlos como los conocí antes, prefiero vivir en mi propia fantasía antes que volver a recordar cómo son en realidad.
Reconozco que todo el mundo tiene defectos, yo más que nadie, pero cuando esos defectos hacen tanto daño a los demás, es mejor distanciarse de esa persona que los tiene, porque si algo he descubierto en la vida, y confirmado en mi viaje, antes de mirar por los demás, mira por ti mismo, que puede que lo necesites más.
De ahora en adelante me limitaré a hablar de mí y describirme como otro tipo de espécimen que soy.

sábado, 23 de agosto de 2008

¿Vacaciones o tortura? (2ª parte)


ESPECIMEN Nº2: llamémosle el INDEPENDIENTE. Dícese del que aparentemente no necesita a nadie, se vale por sí mismo para todo. Nunca consulta a nadie ni quiere que le consulten. Cuando se producen discusiones se presenta como mero espectador, sin inclinación ninguna abierta ni expresión en su cara de la que se pueda deducir sentimiento de aceptación o rechazo hacia uno u otro bando. No oye, no ve, no habla.

En cierto modo, creo que es uno de los especímenes que más se pueden tolerar, aunque a veces saquen de sus casillas a ciertas personas. Lo que sí está claro es que es mejor dejar vivir a los demás aunque para ello tengas que dejar de contar con esa persona.
¿El por qué de la existencia de los Independiente? A mi parecer es consecuencia de la saturación, humillación, machaque, o como se quiera llamar, producidos por otros especímenes. Sin ir más lejos, el espécimen Quejica. Supongo que tanta tabarra acaba por aburrir y el camino más fácil es no sentir nada, o al menos, no exteriorizarlo, porque todos, seamos como seamos, tenemos sentimiento, aunque sean los mínimos.

En resumen, el Independiente se independiza del mundo, ajeno a todo aquello que le rodea. ¿Es bueno? ¿Es malo? Hay quien vive así toda la vida y hay quien acaba explotando y sufriendo las consecuencias de años de encarcelamiento voluntario. En mi opinión, es mejor estar callado que decir tonterías.

Si hablo del espécimen Nº2 es porque la “independencia” de éste puede hacer mucho daño a los demás, como me ocurrió a mí. Durante una injusticia es frustrante tener testigos que no hagan nada para detenerla cuando con sólo unas palabras se acabaría todo. Supongo que con gente así a tu lado, tienes que aprender qué es lo que se puede esperar de ellos y lo que no para no sufrir decepciones.

viernes, 22 de agosto de 2008

¿Vacaciones o tortura?

Definitivamente, ha sido mi último viaje de vacaciones en compañía tal como la que he tenido que soportar en este agónico viaje. Cuatro personas con sus cuatro muy diferentes personalidades y en consecuencia sus inevitables enfrentamientos, ideológicos básicamente. Una breve descripción de cada una de ellas por entregas, y digo breve, porque muy a mi pesar, no existe tiempo suficiente en el mundo para describir todos y cada uno de los aspectos que definen dichas personas. Hoy hablaremos del espécimen Nº1:

ESPECIMEN Nº1: llamémosle el QUEJICA. Dícese de aquel al que todo le molesta. Por todo se queja (de ahí su nombre). Irónicamente, culpa a todos los demás, menos a sí mismo, de los males del mundo. Todo aquel que no esté con él, está contra él, pues sólo se puede elegir entre el blanco o el negro. Es la típica persona que se pasa el día diciendo que hay que luchar contra el poder y los explotadores pero que luego no hace nada más que favorecer a esos explotadores.
Ejemplo A: “los de El Corte Inglés” son todos unos explotadores y unos opresores que se aprovechan de la gente. Si todos sus trabajadores se pusieran en huelga o dejaran de trabajar, si nadie compráramos allí, otro gallo cantaría” . Curiosamente, el espécimen denominado Quejica lleva 6 años trabajando para El Corte Inglés y durante todo ese tiempo no ha pertenecido nunca al sindicato ni ha colaborado jamás en ninguna asociación o reunión de trabajadores. Por otro lado, la gran mayoría de lo que consume es adquirido en dicho gran almacén muy a sabiendas de que puede encontrarlo en mil sitios mucho más barato. En resumen, son incontables las “quejas” que hace a los allegados, de la explotación que sufre en su trabajo y lleva 6 años diciendo que lo va a dejar porque además cobra una mierda, pero lleva 6 años dejándose la espalda allí (a pesar de tener una carrera) y comprando todo lo que se le antoja.
Ejemplo B: “todos los bancos son unos hijos de puta, no hacen más que jodernos la vida por todos lados. Pues si yo necesito dinero y ellos lo tienen, que me lo den y ya está, porque ellos tienen un montón y yo no tengo nada y por su puta culpa no me puedo ir de viaje a donde yo quiero. Además, se aprovechan de los inmigrantes” En fin, creo que no tiene mucho para comentar. Es evidente el profundo estrechamiento de mente que tiene nuestro espécimen el Quejica. A pesar de su afán consumista (cosa que critica cuando tiene oportunidad) todavía no ha entendido el verdadero funcionamiento de los bancos y el papel que representan en el mundo actual. A pesar de todo ello, no para de quejarse, sobre todo cuando ingresa su nómina, saca dinero de los cajeros, hace transferencias, paga las facturas, cobra sus intereses, le dan préstamos, le hacen financiaciones y, en definitiva, le guardan el dinero de las polillas que hay bajo su colchón.
Ejemplo C: “es que la chicas de mi curro son retrasadas perdidas. Con 20 años llevan ya varios años con sus novios y ya están buscando piso. Son tan cortitas que no ven más allá de su novio y su piso. Es que son gilipollas e insoportables porque además no hablan de otra cosa, son patéticas”. Lo dice una persona que con 16 años se echó novio y ha estado con él hasta que éste la dejó por aburrimiento después de 7 años. Durante esos años, Quejica abandonó a todos sus amigos de golpe, obligo a su pareja a que hiciera lo mismo, buscaron piso durante mucho tiempo (no tenía dinero suficiente, recuerdo el afán consumista del Quejica), formaban parte integrante de ambas familias y lo más divertido que hacían era pedirse una coca-cola en la terraza de un bar.
Tendría tantas cosas que contar, tantas decepciones sufridas con esta persona, que no terminaría nunca. Sólo decir que el estar cerca de personas como ésta me hacen recordar que clase de espécimen, por nada del mundo, me gustaría ser a mí. Durante el viaje hubo debates, tenemos diferentes formas de pensar. Cada uno de esos debates supuso una animada conversación descubriendo diferentes puntos de vista para mí. Para el espécimen Quejica suponía el mayor de los agravios contra su persona y el mundo en general, además de que soy facha, según ella. Como ya comenté para Quejica sólo hay blanco o negro, de modo que o eres un espécimen Quejica, o eres un facha. ¿Por qué? Todavía estoy por descubrirlo, porque mi ideología dista tanto de ser facha que esa palabra me ofende en lo más profundo de mi ser. En conclusión, no quiero gente así a mi lado. Lo malo, es que hay muchos más de los que nos imaginamos, casi una plaga.